Aquel tiempo,
cuando jugábamos a ser mamás o hermanas o en una universidad o con problemas
familiares. Cuando nos pasábamos el día jugando a las cocinitas o a las
muñequitas o a pi1...pi2...pi3… o al escondite…cuando todos salíamos corriendo
a escondernos y cuando íbamos a salvarnos gritábamos “Por mi, por todos mis
compañeros y por mi primero” y ya todos habíamos ganado o si perdíamos decíamos
“eso no vale, TRAMPAS!! Volvemos a empezar y pagas tu” o cuando no podíamos mas
y decíamos “V” o cuando no nos apetecía jugar y “éramos palomita” Cuando las
decisiones las tomábamos con “pito-pito gorgorito…” o con un “Chapí-chapó” a la
hora de elegir compañeros o con “piedra, papel o tijera”… Cuando descubríamos
nuestras habilidades más escondidas con “A que no eres capaz de…?” o cuando
corríamos a mas no poder cuando decían “tonto el último”. Cuando nos
ilusionábamos cuando nos cambiaban el cromo ese que tenías más de mil veces por
el que te quedaba para completar la colección. Cuando nuestro mayor paso era
quitarnos las ruedecitas de la bici, “ya soy mayor” decíamos… Cuando con el
babi de plástica puesto como capa nos sentíamos Superman…
Todas estas
simples cosas nos hacían felices, no necesitábamos nada más que un balón, una
comba y un par de amigos con los que hacer el ganso durante todo el día...
Si podéis
recordar la mayoría de estas cosas y habéis sonreído... Entonces significa que
todavía os queda dentro algo del niño que fuimos no hace tanto tiempo.
¡Nunca pierdas
al niño que llevas dentro!
Por cierto...
¡¡EL ÚLTIMO SE
LA QUEDA!!
Ahora, la llevas tú :)