Tiene que ser
difícil eso de ponerse una máscara, una nueva identidad, y disimular cada
placer, cada momento en el que tengas ganas de hacer una locura a tu manera,
las ganas de reírte de una tontería que te callas por no hacer el ridículo, el
no correr o saltar por “¿Qué dirán los demás?”… Sólo te digo una cosa: “no
escondas quien eres para ser aceptado”. Se tú mismo en todo momento y nunca
pongas máscaras a tu persona, así conocerás a las personas que realmente te
quieren a su lado y que realmente merecen la pena.