Llega cierto momento en el que te apetece estar todo
el día tumbado en el sofá escuchando canciones tristes porque esa persona no te
dice nada. Llega cierto momento, en cambio, en el que te apetece salir a
comerte el mundo y no dejar que sea él el que te coma a ti. Llega cierto
momento en el que te apetece comerte todos los dulces del mundo sólo para decir
“mañana empiezo la dieta”. Llega cierto momento en el que te apetece cambiar tu
personalidad, sólo por un día ponerte una máscara y ver si de verdad a la gente
le importan las modas. Llega cierto momento en el que ya no basta con
un “estoy bien”, en el que necesitas un abrazo que te diga “estoy contigo,
nunca te voy a dejar sola”.