Solemos encerrarnos en quién es bueno para
nosotros cuando nos enamoramos, sin ver defectos o sin ver que lo único que
está haciéndote es cada vez más daño. Solemos ver a la persona adecuada en la
persona equivocada y no damos la oportunidad a aquellos que de verdad merecen
la pena o a aquellos que ni siquiera han llegado a meterse en tu vida, pero
para decir “hola” a la persona adecuada tienes que decirle “adiós” a al persona
equivocada.
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Tratar de ser otra persona mientras muchos quisieran ser como tú
Muchas veces
dejamos de ver cómo somos o qué hacemos porque nos queremos parecer a esa
persona a la que idolatramos, a esa persona que, según tú, es perfecta y lo
tiene todo, que en su vida no hay altibajos, que es todo como estar en una
nube. De lo que no te das cuenta es de que alguien pensará lo mismo de ti, que
serás un ejemplo a seguir para esa persona, que no tienes que cambiar en nada,
porque hay alguien que te idolatra a ti, porque para él o ella, tú eres perfecto. No
trates de ser otra persona, muchos quisieran ser como tú.
Cuando somos pequeños aprendemos a caer para aprender a caminar, pues cuando crecemos en la vida pasa igual, hay que errar para disfrutar
Llevamos chupete
hasta que por fin nos crecen los dientes. Llevamos pañales hasta que aprendemos
a usar el orinal. Balbuceamos cosas sin sentido hasta que nos enseñan nuestras
primeras palabras. Apretamos la mano de quien nos la da hasta que nos sentimos
lo suficiente mayores para poder estar solos. Nos caemos una y otra vez hasta que
aprendemos a caminar… Ahora, siendo “mayores” hacemos cosas parecidas:
necesitas el móvil u ordenador para estar tranquilo, te inventas palabras
cuando estas con amigos, necesitas su presencia para estar feliz y no sentirte
sola, tropiezas y te caes con la misma piedra mil veces hasta que aprendes a no
cometer los mismos errores…
Te crees que eres
mayor, que no volverás a cometer los mismos errores del pasado… Siento decirte,
que eso no es verdad.
Una dama no es aquella que tiene más hombres a sus pies, sino la que tiene uno solo a su altura
Hoy en día, todos
nos guiamos por las modas, nos comportamos según los 4 tontos de turno se
comporten. Si vistes diferente, eres “rarito” o “hortera”; si no te maquillas,
no eres “guay”; si estudias mucho o sacas buenas notas, eres un empollón; si no
sales de tu casa, eres un friki sin amigos que no sale ni a donde caga Ramón; si no tienes a 239847 tíos
a tus pies, no puedes ser popular… Pero bueno, te diré una cosa: una dama no es
aquella que tiene más hombres a sus pies, sino la que tiene uno solo a su
altura.
Seguir sueños antes que órdenes
Me
contaron una vez que hay personas que mienten tanto que acaban creyendo en sus propias
mentiras. Entonces pensé que si sonreía tantas veces al día, acabaría creyendo
en mi propia felicidad. Me contaron una vez que existían los caballeros y el
amor verdadero. Entonces pensé que si lo buscaba, acabaría creyendo en el amor.
Me contaron una vez que hay que hacer caso a la cabeza y no al corazón, pero yo
prefiero seguir mis sueños antes que órdenes, prefiero seguir a mis
sentimientos antes que a mis pensamientos.
Arriesga y ganarás
Que si tú dices blanco, yo digo negro.
Si tú vas, yo vengo. Que mientras tú te caes, yo me levanto. Que hay que
sonreír cuando el corazón llora porque es de héroes y llorar es demasiado
fácil. Demuestra que detrás de esas 1000 razones para llorar, tienes 1001 para
sonreír. Que si quieres, puedes y si la sigues, la consigues. Que no todo lo
que tiene un principio feliz, tiene un final triste, pero los finales de
película no existen. Que eres fuerte cuando te levantas de una caída. Que si no
arriesgas, no ganas y que lo pequeño se hace grande día a día.
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