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El tiempo es oro, no lo desperdicies.


No entiendo porque todo tiene que cambiar tanto. ¿Por qué los chupetes los cambian por cigarros? ¿Por qué las guerras ya no tienen el mismo significado? ¿Por qué ya no es todo un cuento de princesas? ¿Por qué tu mayor negocio ya no es intercambiar cromos? ¿Por qué ya no tenemos el concepto de volar como el columpiarse lo más rápido y alto posible? ¿Por qué la palabra “protección” ya no es ponerse un casco para montar en bici? ¿Por qué ya no nos podemos proteger con unos simples ruedines o llamando a nuestros padres? ¿Por qué ya no son los piojos lo peor que puedes recibir ni las raspaduras de las rodillas lo más doloroso que te puede pasar? Simplemente, porque nos precipitamos queriendo crecer, y no nos dimos cuenta de que eso era lo mejor que nos podía pasar.